“Pedimos a las autoridades competentes ayuda urgente para rescatar la infraestructura de la UEE Antonio Ricaurte, antigua Brisas del Este II. Nuestros hijos están padeciendo las consecuencias de no contar con una escuela que ofrezca condiciones mínimas para que sean impartidas las clases. La infraestructura colapsó. Las paredes ya no aguantan más filtraciones, el techo se está cayendo, las pocas mesas/sillas que quedan también están dañadas, las ventanas de los salones tampoco sirven. Basta de paños de agua tibia, requerimos soluciones ya”.
Así iniciaron sus declaraciones Maritza Ortega y Celia Moronta, acompañadas del resto de padres y representantes de los estudiantes de la U.E.E Antonio Ricaurte, ubicada en el sector Brisas del Este II, en la parroquia La Sabanita, para hacer un llamado a las autoridades competentes a fin de que sea priorizada la atención a dicho plantel, el cual se encuentra en franco deterioro.
La situación data desde el año 2013. El paso del tiempo y la falta de atención preventiva han llevado a la institución a la precariedad, convirtiéndola en un espacio no apto para la enseñanza.
Los daños son visibles en las paredes, las cuales lucen agrietadas y húmedas; además, despiden un hedor y partículas polvorientas que ya han producido alergias a algunos niños y maestros.
También se observan huecos en el techo de los salones, lo que pone en riesgo a los estudiantes, quienes no pueden ver clases cuando cae la lluvia, sin contar con el colapso de los baños y la escasez de agua potable.
Heces fecales de palomas y roedores también se hacen visibles en los espacios de la institución, mientras que las pocas mesas/sillas que quedan no están en óptimas condiciones para ser usadas por los estudiantes.
“Estamos cansados de solo visitas y fotos por parte de algunos entes gubernamentales. Todo queda en promesas. No queremos suspender las actividades escolares porque sería vulnerar el derecho de nuestros hijos a tener acceso a la educación, pero tampoco podemos cegarnos ante esta realidad que afecta a decenas de estudiantes y trabajadores de este plantel, cuya infraestructura ya no resiste más. Pedimos, por favor, que nos ayuden. Permitan que nuestros hijos también tengan esa educación de calidad que tanto se pregona”, concluyeron.
Gledis Bonilla