Corría el año 1992 cuando funcionaba en el Casco Histórico de Ciudad Bolívar, a una casa de la popular sede de Imgeve, el núcleo de la Orquesta Sinfónica Juvenil Juan José Landaeta, bajo la dirección del maestro Rafael Montes, quien había diseñado un curso de dirección orquestal dirigido a jóvenes músicos. En ese entonces, Dino Goncalves, quien contaba con 32 años de edad, violinista concertino del núcleo, decidió matricularse en ese taller, sin saber que sería el primer paso para una exitosa carrera que hoy supera los 30 años.

La primera gran oportunidad
Al año siguiente, con apenas cinco meses de estar realizando el taller, el maestro Montes se fue de la ciudad y en ese momento, como concertino y mano derecha del director, Goncalves debe asumir la dirección del núcleo.
El 1 de agosto de 1993 en la Catedral Metropolitana de Ciudad Bolívar se estrena la Orquesta Sinfónica del estado Bolívar Antonio Lauro, con un inolvidable concierto, en donde también estuvo el Coro Mixto Antonio Lauro, que era dirigido por la maestra Marina de Pereira.
“Desde ese estreno comencé a trabajar con ambas orquestas: la juvenil Juan José Landaeta y la Sinfónica de Ciudad Bolívar Antonio Lauro”. Así, Goncalves consolidó su legado musical.
Un alto nivel de preparación
Formarse como director implicó un trabajo arduo y enriquecedor que lo llevó a viajar a Caracas y luego a Europa, codeándose con los mejores, sin embargo, el maestro afirma que “acá nunca se deja de estudiar; siempre hay algo nuevo que aprender”.
El primer viaje fue a la capital venezolana, en donde participó en los talleres de dirección orquestal de la Sinfónica de Caracas, con el maestro Rodolfo Saglimbeni.
Cuenta el maestro Dino que, “al finalizar los talleres, en 1995, el maestro Saglimbeni hace una sugerencia a las autoridades bolivarenses, a fin de que pudiera asistir a un taller de profesionalización en la Dirección Orquestal que se iba a dar en Canford, Inglaterra”.
Así cruzó “el charco” acompañado por quien fuera en aquel entonces el director de la Orquesta Sinfónica de Ciudad Guayana, Ennio Palumbi.
“Los dos representamos al oriente del país en dicho curso, bajo la tutela del maestro George Hurst”.
También, tuvo la oportunidad de realizar importantes cursos en la Academia Chigiana, en Siena, Italia, con el director de la Orquesta Sinfónica de Roma en 1999, Salvatore Gelmetti. El curso estuvo dirigido a la Ópera.
Más tarde, recibió capacitación en dirección orquestal y coral en Hungría, y entre 2009 y 2011, en España, asistió a la Escuela de Dirección Orquestal y Banda Francisco Navarro Lara, obteniendo el diploma de director.

Una gran motivación
La mayor influencia que despertó en Dino Goncalves su interés por la música la obtuvo de sus padres, José Almeida Goncalves y María Julia De Oliveira Catre.
“Cuando tenía nueve años de edad, mi papá, quien era instrumentista de la banda de conciertos Juan Bautista Dalla Costa, tocaba el fliscornio, un instrumento semejante a la corneta, me llevaba a los ensayos de la banda al mediodía. La sede estaba ubicada en la calle Libertad del Casco Histórico”.
Cuenta que se sentaba encima del estuche de aquel instrumento y desde allí veía los ensayos que, generalmente, duraban dos horas.
“Fue maravilloso porque escuchaba esas áreas de ópera que generaban y me despertaban una emoción única. Imagínate, ensayaban Aida, Rigoletto, Madama Butterfly. En casa escuchábamos ópera, pero nunca era lo mismo cuando la escuchaba en los ensayos”.
Su mamá no tocaba ningún instrumento, pero hacía su música empírica y se conocía todas esas óperas. “´El Coro de los Esclavos´ de Aida, ella la silbaba”.
“Es un recuerdo que tengo muy presente, porque esos silbidos de mi madre y ver esos ensayos de mi padre en aquella banda marcaron mis ganas para estudiar música”, agrega con voz quebrantada.
El compromiso hace la diferencia
En cuanto a su estilo de dirección, el maestro Dino afirma que trata de no diferenciarse. “Trato es de igualarme a la escuela de grandes directores”.
Resalta que de existir alguna diferencia, “lo marcaría el grado de compromiso”, y asegura que, “al ver directores de la talla de Dudamel, Celibidache, Karajan, Bernstein, todos tienen en común algo que en general los directores tenemos y es la pasión que le imprimen a cada uno de los pulsos conducidos dentro de la obra”.
El mayor desafío
Para el maestro Dino Goncalves, el mayor desafío al que se enfrenta en la actualidad “es poder hacer música cuando existen muchas dificultades para trasladar a los instrumentistas a los ensayos”.
En este punto el maestro hac retrospectiva y recuerda otro gran desafío que además de marcarlo a él también dejó huellas en los músicos de la orquesta.
“En el año 2000, en Santa Marta, Colombia, se conmemoraba un año más de la muerte del Libertador Simón Bolívar y recibimos una invitación para presentarnos allá. Lo que requirió de un esfuerzo monumental porque fue tal la relevancia que generamos, que un avión Hércules de las Fuerzas Armadas aterrizó aquí en Ciudad Bolívar para llevarnos con todos los honores. Eso nos hizo sentir grandes”.
Un apasionado
Dino Goncalves se considera un amante de la Novena Sinfonía de Beethoven. “Esa obra es para mí apasionante y llena de dinamismo, de mucha energía y un sentido positivo de la vida. Siempre la tengo presente. También me fascinan las sinfonías de Mozart, de Haydn y las de Brahms”.
Dirigiendo a los músicos
Una de las facetas más equilibradas que debe tener el director para lograr una interpretación cohesiva, de acuerdo a nuestro entrevistado, es jugar con los distintos egos de los músicos y las distintas capacidades.
“Pero lo fundamental es que todos entiendan que la suma de cada uno de los esfuerzos nos va a conducir al logro final”.
Un consejo para los jóvenes músicos
Antes de despedirse el maestro regaló la receta del éxito para quienes se están formando como músicos. “Valores, objetivos claros y paciencia, son los ingredientes para el caldo perfecto del triunfo”, sentencia.

Metas por cumplir
“Me gustaría mucho crear una escuela de dirección orquestal permanente acá en el estado y deseo poder dirigir otras orquestas a nivel mundial, pero comenzando con la Orquesta Sinfónica de Venezuela”, señaló el maestro.
Gledis Bonilla