La llegada de la Semana Santa, es un período de profunda tradición religiosa y recogimiento, pero los habitantes de Ciudad Bolívar, se enfrentan este año a un desafío económico que impacta directamente en sus bolsillos, afectando una de las costumbres más significativas de la ciudad: el consumo de pescado.
Comerciantes locales han reportado un incremento considerable en los precios, lo que ha generado preocupación entre los ciudadanos y ha obligado a muchos a reconsiderar los menús tradicionales para estos días festivos. Desde el inicio de la Cuaresma, y con mayor intensidad en la víspera de la Semana Mayor, se ha registrado un aumento notable en el valor del pescado.
Los precios del pescado de río —como el bagre, dorado, curbinata y bocachico— oscilan entre los 450 y 500 bolívares por kilogramo. Por su parte, las variedades de pescado de mar más populares en la región, como la lamparosa, cataco, jurel, atún, pepitona y bonita, se ubican entre los 450 y 650 bolívares el kilo.
Diversos factores explican este incremento, entre ellos el alto costo del transporte, la disponibilidad de la pesca y la creciente demanda propia de la temporada.

Sin embargo, no solo el pescado ha sufrido el impacto de la inflación. También los ingredientes tradicionales que acompañan estos platos, como el arroz, las verduras frescas, el plátano y los aliños, han registrado un alza en sus precios.
«Es una tradición para nosotros comer pescado en estos días, pero los precios están realmente altos este año», comenta Milagros, residente de Ciudad Bolívar. «Antes podía comprar suficiente para toda la familia, pero ahora tengo que pensarlo dos veces y quizás buscar opciones más económicas. Prácticamente le hago honor a mi nombre casi todo el tiempo», expresó con resignación.
Los vendedores de los mercados municipales y pescaderías de la ciudad reconocen la situación. «La demanda aumenta en Semana Santa, pero a nosotros también nos suben los costos», explica Luis López, comerciante de la zona. «Tratamos de mantener precios justos, pero a veces es difícil con lo que nos llega».
Esta realidad representa un reto para las familias de Ciudad Bolívar, que buscan mantener vivas sus tradiciones religiosas a pesar de las dificultades económicas. Algunos ciudadanos han optado por alternativas más asequibles, como preparar otros tipos de platos o reducir la cantidad de pescado en sus comidas. No obstante, muchos esperan que se puedan tomar medidas que ayuden a mitigar el impacto económico durante esta importante celebración.
Mirladys Marcano (Pasante)