El número de víctimas mortales a causa de las graves inundaciones repentinas que azotaron el centro de Texas el pasado fin de semana del 4 de julio ha ascendido a 89, según confirmaron las autoridades este lunes. Equipos de rescate y voluntarios continúan trabajando incansablemente en la búsqueda de desaparecidos en el condado de Kerr y las áreas cercanas al río Guadalupe.
Las lluvias torrenciales, que descargaron hasta 30 centímetros de agua en pocas horas, provocaron el desbordamiento súbito del río Guadalupe en la madrugada del viernes, tomando por sorpresa a residentes y turistas, muchos de ellos alojados en campamentos de verano o viviendas aledañas al cauce.
Tragedia en campamentos y debate sobre alertas
Entre los fallecidos, al menos 28 son niños que asistían a campamentos de verano. En Camp Mystic, un centro cristiano para niñas ubicado a orillas del río, aún se reportan diez menores y una consejera como desaparecidas, generando gran preocupación entre familiares y equipos de rescate.
Aunque las autoridades no han precisado una cifra exacta de personas sin localizar, la agencia Associated Press indica que decenas siguen desaparecidas. El gobernador de Texas, Greg Abbott, había informado el domingo que al menos 41 personas estaban oficialmente como desaparecidas.
La magnitud de la operación de búsqueda y rescate es una de las más grandes desplegadas en la historia reciente de Texas. Sin embargo, han surgido críticas por una presunta tardanza en la emisión de alertas de emergencia. A pesar de que el Servicio Meteorológico Nacional advirtió sobre el evento extremo a las 4:00 a.m. del viernes, muchos residentes afirmaron no haber recibido ningún aviso antes de que el agua invadiera sus hogares.
Las autoridades del condado de Kerr defendieron su actuación, calificando el suceso como una «inundación de 100 años» y argumentando que su magnitud fue imposible de anticipar con precisión.
La ausencia de un sistema de alertas más eficiente, similar al utilizado para tornados (cuya implementación había sido descartada previamente por su elevado coste), también ha sido objeto de controversia.
Devastación y visita presidencial
«Lo que hemos visto es una destrucción monumental. Pasará mucho tiempo antes de que podamos limpiar, mucho menos reconstruir», declaró Rob Kelly, juez del condado, tras sobrevolar la zona en helicóptero.
El presidente Donald Trump ha anunciado que visitará el área afectada este viernes para reunirse con autoridades locales y evaluar los daños.
La catástrofe subraya la urgente necesidad de mejorar los sistemas de prevención y respuesta ante fenómenos climáticos cada vez más severos en el sur de Estados Unidos.
Con información de agencias
