El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó este domingo a la ciudad portuaria china de Tianjin, para participar en una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un bloque de seguridad y cooperación que, según el propio Putin, busca contrarrestar la hegemonía occidental y dar forma a un orden mundial «más justo».
La OCS, a menudo vista como un contrapeso de la OTAN, es una organización intergubernamental fundada en 2001 que representa a casi la mitad de la población mundial y una parte significativa del PIB global. Sus miembros plenos son China, India, Rusia, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Bielorrusia. Además, cuenta con una docena de países afiliados con estatus de observadores o «socios de diálogo».
Junto a Putin, a la reunión asisten alrededor de 20 jefes de Estado y de gobierno de Eurasia, entre los que destacan el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el iraní Masud Pezeshkian.
Un mensaje de unidad y cooperación
En una entrevista previa a la cumbre, Putin afirmó que el encuentro «reforzará la capacidad de la OCS para responder a los retos y amenazas actuales, y consolidará la solidaridad en todo el espacio euroasiático compartido».
Los líderes de Rusia e Irán, Putin y Pezeshkian, permanecerán en China hasta el próximo miércoles para asistir a un gran desfile militar en la capital, Pekín. El evento conmemorará el 80.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial y servirá para exhibir el equipamiento de última tecnología del ejército chino. Se espera que a este desfile también asista el líder norcoreano Kim Jong Un.
Con información de agencias



