Obligar a una mujer a poner en riesgo su salud y vida por tratar de conservar un embarazo constituye una violación al derecho a la vida de ella. Durante los últimos años, el tema del aborto terapéutico, visto y comprendido durante siglos como una figura legal y éticamente aceptable para preservar la vida de la mujer ante una gravidez que pone en riesgo su vida, ha generado a escala mundial fuertes polémicas de índole moral, religiosa, científica y jurídica.
El Dr. Aníbal Faúndes, gineco-obstetra de origen chileno experto en derechos sexuales y reproductivos, es profesor en la Universidad de la Campinas en Sao Paulo, Brasil. Asesor principal para Organización Mundial de la Salud (OPS) y representante de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO).
En Chile ocupó el puesto de coordinador del Programa de Salud de la Mujer en el Gobierno de Salvador Allende hasta el golpe militar en 1973. Es fundador del Comité de Derechos Sexuales y Reproductivos de la Federación Latinoamericana de Sociedad de Obstetricia y Ginecología (FLASOG), vocero mundial en la defensa del derecho de las mujeres a la libertad reproductiva. Es además autor de numerosas publicaciones e investigaciones y recientemente publicó, en coautoría con el Dr. José Barzelatto, el libro El drama del aborto.
¿Qué supone para usted la diferencia entre nacer libres y no ser concebidos libres?
Me permito citarles un n ejemplo de ello es el caso de la joven de 24 años que murió en Nicaragua con 16 semanas de gestación tras presentar, según el informe médico, una fuerte infección en el útero que ameritaba interrumpir el embarazo para salvar la vida de la joven. De no vaciar el contenido de la matriz la infección sigue progresando, por mucho antibiótico que se aplique, y como consecuencia termina con la vida de la madre y el feto, y fue precisamente eso lo que pasó.
Es un triste ejemplo que demuestra que hay enfermedades, como la infección en el útero, cáncer del útero, etcétera, que obligan a un médico a tomar la urgente decisión de interrumpir el embarazo para poder salvar la vida de la mujer.
¿Cómo disminuir en nuestra sociedad global, en la que parece que el sexo es parte de una catarsis colectiva, al aborto?
Para disminuir los índices de aborto es necesario un mejor equilibrio de poder entre mujeres y varones. Prohibir aborto terapéutico es antiético:a nivel mundial el aborto terapéutico representa apenas el 1%. “Sin embargo, lo que más llama la atención es que todas las personas y grupos que se oponen al aborto estén preocupados por ese 1% y no del 99% de abortos
que ocurren el mundo y que tienen menos justificación.
Es absurdo que por querer reducir el número de abortos o defender al feto se obligue a una mujer a continuar con un embarazo que va a llevar a la muerte a ella y al feto. El aborto terapéutico no es antitético. Lo que sí es antitético es su prohibición porque con ello se viola el derecho de la mujer a la vida y el derecho del médico a actuar en defensa de la vida de supaciente.
¿Cómo lograr transmitir sus postulados en una sociedad impactada por dogmas, creencias y una falsa moralidad?
“Se da preferencia a la persona adulta sobre el feto en formación porque la muerte de una mujer afecta la salud y el bienestar de toda una familia, sobre todo a los hijos, si ya los tiene.Ella ha hecho muchas cosas en su vida y tiene muchas cosas más por hacer. No es que el feto no tenga valor, pero colocando en la balanza los dos valores, el médico se inclina por la mujer.
La prohibición el aborto terapéutico no va a reducir el número de interrupciones del embarazo. La única forma de reducirlas es a través de una buena educación sexual, una educación que enseñe al niño a respetar a la niña y a la niña a darse a respetar; una educación que enseñe a los adolescentes a postergar las relaciones sexuales y si las llegan a tener que estén protegidos para no embarazarse.
Esta buena educación implica que hay que brindar a la población una información amplia y completa sobre los métodos anticonceptivos; también significa permitir que estos métodos estén al alcance de todo el mundo, sin restricciones, y a un precio accesible o incluso, de ser posible, gratis para las personas más pobres. También significa que tenemos que establecer una serie de medidas que amparen a aquellas mujeres embarazadas que fueron abandonadas por su familia o compañero para que puedan tener y educar a sus hijos.
¿Cuál sería el rol de las autoridades?
Creo que las autoridades y los legisladores, en vez de estarse preocupando por ese 1%, deben de preocuparse y tomar acciones inmediatas y efectivas para reducir el número de abortos no terapéuticos, y una de estas medidas es una buena educación sexual. Las leyes que prohíben el aborto de cualquier tipo afectan únicamente a las mujeres más pobres y más marginadas, pues todo el mundo sabe que en los países de América Latina,independientemente de lo que diga la ley, las mujeres que tienen dinero consiguen hacerse abortos en clínicas de muy buena calidad y en perfectas condiciones, mientras que las que no tienen recursos económicos se mueren o van a dar la cárcel por haberse provocado un aborto.
¿Cuál es el drama real de los abortos inducidos?
Todos los abortos inducidos ocurren porque hay embarazos no deseados. Y la principal razón de tales embarazos se debe a que la mayoría de las mujeres de los países de América Latina no tienen control de su sexualidad. No saben cómo oponerse cuando su pareja quiere tener relaciones sexuales, no saben cómo hacer que su pareja asuma la responsabilidad de protegerse y planificar con algún tipo de método anticonceptivo.
La otra razón es que muchas mujeres, particularmente de las poblaciones más marginadas, más pobres, más alejadas de los centros urbanos, no cuentan con suficiente información y acceso a los métodos anticonceptivos para prevenir un embarazo no deseado. En algunos casos la mujer está estudiando, quiere tener una profesión, se embaraza y si deja continuarlo tendrá que interrumpir sus estudios y acabar con su proyecto de vida.Entonces, decide interrumpir el embarazo. Se estima que a nivel mundial se practican 46 millones de abortos por año; de estos 20 millones se realizan en situaciones de alto riesgo. En Nicaragua el índice de abortos en general anda en los 16 mil anuales y del terapéutico, en apenas unasdecenas al año.
¿Qué va a pasar con ese 1% de mujeres que realmente necesitarán practicarse un aborto terapéutico?
Se van a morir. Tan simple como eso. Obviamente no todas, pero la mayoría morirá junto con el feto, y los médicos se van a encontrar en una situación muy difícil. Si actúan como los libros de obstetricia les indican e interrumpen el embarazo para salvar la vida de la mujer corren el riesgo de ir a la cárcel y si dejan a la paciente morir corren el riesgo de ir a la cárcel por homicida.
Con información de Noticias24.com