El embarazo y nacimiento son grandes transiciones del ciclo vital que afectan a la mujer, al bebé y al resto de la familia. Es un periodo de adaptaciones, de cambios emocionales y psicológicos que afortunadamente en la mayoría de los casos se dan en medio de mucha ilusión y alegría. Sin embargo, aproximadamente el 15% de las mujeres experimentan un episodio depresivo en los 3 meses posteriores al parto.
La Organización Mundial de la Salud ha reconocido la depresión como una de las primeras causas de enfermedad y discapacidad en el mundo, con un riesgo del 20% al 25% de presentarse a lo largo de la vida de la mujer, prácticamente el doble que el riesgo de presentarse en el hombre, que oscila entre el 7% y el 12%.
La diferencia radica en que a lo largo de la vida, la mujer sufre varios cambios en su organismo y en su ciclo reproductivo: durante la pubertad, el embarazo, el post-parto, y la menopausia; que combinados con la influencia de factores hereditarios y factores de estrés psicológico dan lugar a una mayor vulnerabilidad para estos padecimientos.
Estudios han demostrado que los hijos de madres con depresión son más propensos a sufrir retrasos en su desarrollo psicológico y motor, y es mas frecuente que en la infancia sean niños con comportamiento evasivo e inseguro. Tengamos muy presente que lejos de ser causada por falta de voluntad o falta de interés de la madre la depresión post-parto es un padecimiento médico y es resultado de múltiples factores contribuyendo en su aparición: tanto de tipo orgánico como psicológico. Puede presentarse incluso a pesar de haber tenido un parto normal, un bebe sano y a pesar de todas las atenciones y el cariño de los familiares.
La depresión post-parto, también conocida como depresión post-natal, es una forma de depresión que ocurre en la madre luego del nacimiento de su hijo y se conoce desde hace siglos. Los síntomas con los que se presenta son similares a los de la depresión en otras etapas de la vida: ánimo triste, sentimientos de vacío, disminución del placer en las actividades y pasatiempos, un cambio marcado en el apetito y el sueño, falta de energía, sentimientos de poco valor o baja autoestima, sentimientos de culpa, disminución de la concentración y en casos mas severos, pensamientos de muerte.
Además del sufrimiento de la madre, lamentablemente, la presencia de estos síntomas en un momento crítico para el recién nacido y para toda la familia tienen efectos adversos adicionales, como conflictos en la pareja, problemas en la interacción madre-hijo y consecuencias en el desarrollo y la conducta del niño. Los primeros años de vida representan un periodo crítico en su desarrollo. La conducta retraída, indiferente o incluso negativa de la madre con depresión parece afectar el vínculo madre-hijo, resultando en bebés más irritables, que vocalizan menos y hacen menores expresiones faciales.
Pero cabe aclarar que la falta de apoyo familiar y los problemas en la relación de pareja, aumentan al doble el riesgo de sufrir depresión en este periodo. Muchas madres aún sufren en silencio y evitan confesar su aflicción ya que normalmente se espera que el nacimiento de su hijo sea motivo de alegría y sienten culpa al no poder disfrutarlo como el resto de la familia, lo que ocasiona el peligro de que menos de la mitad de las madres con depresión puedan ser diagnosticadas.
Su tratamiento oportuno puede lograr la mejoría de los síntomas y la reducción de consecuencias para la madre y el bebé. Investigaciones en los últimos años han demostrado eficacia en el tratamiento con medicamentos y algunos tipos de psicoterapia. No debemos confundir la depresión post-parto con el conocido baby blues o maternity blues.
El baby blues es una condición transitoria que altera de forma leve el estado de ánimo y esta causada por la disminución abrupta de una hormona llama progesterona al final del embarazo. Ocurre en mas del 50% de las madres en las 48 a 72 horas posteriores al parto y se caracteriza por emotividad, llanto, sensibilidad, tristeza y ansiedad, sumados muchas veces a la falta de sueño y al agotamiento físico y mental luego de la labor de parto.
A diferencia de la depresión, no requiere tratamiento y los cambios suelen resolverse durante la primera semana.
Síntomas de Depresión Post-Parto
Animo triste
Sentimientos de vacío
Disminución del placer en las actividades y pasatiempos
Cambio marcado en el apetito y el sueño
Falta de energía
Disminución de la concentración
Sensación de incapacidad frente a los cuidados del recién nacido
Sentimientos de poco valor o baja autoestima
Sentimientos de culpa
Si presentas alguno de estos síntomas no los mantengas en silencio, intenta expresarle tus preocupaciones a tu pareja o alguien de tu confianza.
Si has tenido un bebé sano procura no centrar demasiada atención en problemas o en el futuro, disfruta el tiempo presente con tu hijo y dedícate también tiempo a ti. No te exijas de más y nunca dudes en pedir ayuda. Si eres familiar o pareja, infórmate y brinda tu apoyo.
Evita usar frases como “pon de tu parte” o “deberías estar feliz” que muchas veces solo aumentan la carga e incomprensión que siente la madre. No dudes en consultar a tu psiquiatra en caso de que estos síntomas se acentúen o hayan persistido por más de 2 semanas. Recuerda también que si has padecido depresión existe un mayor riesgo de desarrollarla nuevamente, no esperes a que los síntomas reaparezcan.
Con información de Noticias24.com