(Caracas, 18 de mayo. Noticias24).- Japón tiembla con la noticia de la próxima boda de la nieta del emperador con un plebeyo, una unión que la excluirá de la familia imperial, amenazada a largo plazo por una crisis de sucesión a falta de un heredero varón.
El canal público NHK desveló la noticia el martes por la noche, y desde entonces copa todos los debates en televisión y en la prensa, a la espera de un anuncio oficial en las próximas semanas.
La princesa Mako, de 25 años, es la hija mayor del príncipe Akishino, el segundo hijo del soberano. Su futuro marido, Kei Komuro, un plebeyo televisivo de 25 años, se reunió brevemente con la prensa el miércoles. Evitando sin embargo las cuestiones sobre la boda, prometió hablar “cuando llegue el momento”.
Mako perderá su título de princesa si se casa con el que ha elegido su corazón, a quien conoció en la universidad, en virtud de una polémica ley que no se aplica a los hombres. El emperador Akihito y sus dos hijos se casaron con plebeyos, que ahora forman parte de la familia imperial.
¿Una emperatriz?
En un momento en el que el país se prepara para vivir la primera abdicación de un emperador en 200 años, esta noticia hace resurgir las preocupaciones sobre el futuro del Trono del Crisantemo y reaviva el debate sobre una revisión de esta ley, con el objetivo de aumentar las oportunidades de ver nacer herederos masculinos.
Los conservadores, entre ellos el primer ministro Shinzo Abe, se oponen firmemente a esos cambios, aunque Japón haya sido en su historia dirigido por mujeres.
“Esta buena noticia subraya una vez más el desafío al que se enfrenta la familia imperial”, comentó el gran diario Asahi Shimbun en un editorial el jueves, “actualmente cuenta con siete miembros de menos de 30 años, de los cuales seis son mujeres”. El único varón es Hisahito, el hermano de Mako, de 10 años.
Antes de su nacimiento en 2006, Japón se planteó la posibilidad de permitir a una mujer acceder al trono, lo que en aquel momento habría autorizado a la nieta del emperador, la princesa Aiko, convertirse un día en emperatriz.
“Ojos azules”
Una perspectiva que soliviantó a los más conservadores, como al exministro de Economía e Industria, Takeo Hiranuma, que se rebeló contra un panel que examinaba esta opción.
“¿El panel ha pensado en qué pasaría si la princesa Aiko se casara con un hombre de ojos azules del que se habría enamorado estudiando en el extranjero, y en la posibilidad de que su primer hijo se convierta en emperador?”, exclamó.
El emperador Akihito, que sucedió en 1989 a su padre fallecido Hirohito, filtró el pasado agosto su deseo de abdicar, debido a su avanzada edad. Se está preparando una ley para permitir que lo haga en favor de su hijo, el príncipe heredero Naruhito.
Después de Naruhito, su hermano el príncipe Akishino y el hijo de éste, Hisahito, de 10 años, son por ese orden los posibles sucesores. Pero, para después, actualmente no existe ningún heredero varón y la cadena de varios siglos de sucesión masculina podría romperse si Hisahito no tiene hijos.
Otra solución sería, para algunos, restituir a los miembros de la familia imperial sus títulos de los que fueron despojados por las vastas reformas emprendidas durante la ocupación estadounidense que siguió a la derrota japonesa de la Segunda Guerra Mundial.
El diario conservador Sankei Shimbun evocó el jueves en un editorial la importancia, según él, de “la historia de 125 generaciones de sucesiones masculinas”.
“En un momento en el que el número de miembros de la familia que sostienen al emperador y a la emperatriz disminuye, debemos pensar seriamente en medidas que protejan a la familia imperial”, escribió el rotativo pidiendo restablecer dichos títulos perdidos.