El Bronx fue una localidad colombiana que también era conocida como «la calle maldita». Quedaba a pocas cuadras del Palacio de Nariño, del Congreso, de la sede de la Alcaldía de Bogotá y muy cerca de la estación de policía.
Este lugar servía como sede de la fabricación, venta y distribución de drogas en pleno centro de la capital colombiana. Pero en este sector donde no todo se mostraba a simple vista, también operaban redes de prostitución infantil, venta de armas, hurtos, torturas, secuestros, desmembramientos, sicariato y hasta microtráfico.
Y es precisamente ese entorno de corrupción moral, de fracasos y decepciones humanas, el que también sirvió de escenario a historias de fe y esperanza, que el director Gustavo Bolívar -responsable de Sin tetas no hay paraíso y El capo– quiere contar en El Bronx, una serie de televisión producida por Fox Telecolombia para Caracol y que tendrá como protagonista a la actriz venezolana Rosmeri Marval.
-¿Cómo llegó a esta producción colombiana?
-Cuando me fui de Venezuela a finales de enero para explorar nuevas fronteras, mi plan era tocar la puerta en Miami. Como no tenía visa para trabajar en Estados Unidos no pude asumir proyectos allá, así que partí a México. Una vez allá, me llamaron para una audición en Colombia y fui sin muchas expectativas, pues trabajar aquí no estaba en mis planes. Al pasar los días me contactaron para hacer un callback y terminaron diciéndome que el papel era mío. Así que me convertí en Juliana en la nueva serie de Fox Telecolombia.
-¿De qué trata El Bronx?
-A través de la música, la performance y mucha actuación basada en hechos reales, la serie contará la historia de una pequeña localidad colombiana que llevaba ese nombre y en la que en sus tres calles ocurrían casos de tráfico de drogas, prostitución y otras calamidades.
-¿Cómo ha sido el proceso para preparar el personaje de Juliana?
-Para darle más credibilidad a Juliana me he reunido con personas que vivieron en este lugar, pero que ya se han rehabilitado. La idea es conocer sus experiencias para no caer en clichés y, además, aprender a usar su jerga, el habla popular de ese sector. De igual manera, he conversado con agentes legales que trataron los casos policiales que allí se investigaron y hasta he actuado en las calles como si viniera del Bronx.
«El acento colombiano hay que saberlo escuchar pues tiene palabras muy características de cada localidad que debo memorizar»
-¿Ha sido difícil internalizar la jerga de la gente del Bronx?
-Ha sido difícil, pero no imposible. Lo trabajo todos los días y lo hago parte de mi rutina. El acento colombiano hay que saberlo escuchar pues tiene palabras muy características de cada localidad que debo memorizar. Por supuesto, tengo que olvidarme de los venezolanismos. En el momento en que no me preguntan de dónde vengo, es cuando sé que estoy logrando involucrarme con esta sociedad. Igual, no pierdo mi norte, que es dejar a Venezuela muy en alto.
-¿Tiene contemplado volver a trabajar en el país?
-Nunca me fui huyendo de nada. Mi salida se debió al crecimiento que busco como artista. Anhelo el día en que la situación en Venezuela mejore y aumente el nivel y la cantidad de sus producciones audiovisuales. Tengo toda mi fe puesta en mi gente. ¡Saldremos de esto!
Nota tomada de Eluniversal.com