Las elecciones del Reino Unido, que convocó anticipadamente la primera ministra, Theresa May, para reforzar su postura en la negociación del Brexit, han debilitado a la líder conservadora al perder la mayoría absoluta, pero eso no le impedirá iniciar la negociación con Bruselas en diez días.
La líder del Partido Conservador formará Gobierno con el apoyo del Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte para encabezar las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, mencionó Efe.
En una declaración ante la residencia del 10 de Downing Street, May confirmó esta decisión tras pedirle a la reina Isabel II el permiso para formar un Ejecutivo en minoría, con el apoyo táctico de los diputados del DUP, después de perder la mayoría absoluta que su formación ostentaba desde 2015.
«Esto nos permitirá unirnos como país y canalizar nuestras energías hacia un acuerdo exitoso del Brexit que funcione para todos en este país, asegurando una nueva asociación con la Unión Europea que garantice nuestra prosperidad a largo plazo», agregó.
«Este Gobierno guiará al país en estas conversaciones cruciales del Brexit que empezarán en diez días y cumplirá la voluntad del pueblo británico al sacar al Reino Unido de la UE», sentenció la dirigente conservadora, despejando la inquietud suscitada en el bloque de los 27 por el incierto resultado electoral.
Pese a haber repetido que no adelantaría los comicios generales previstos para 2020, May decidió otorgar al pueblo la oportunidad de dar su veredicto final sobre ella, que por primera vez se ha sometido a las urnas como líder del Partido Conservador, y esta apuesta arriesgada le ha jugado una mala pasada.
Aunque partía con una amplia ventaja en las encuestas de casi 20 puntos, durante la campaña electoral el Partido Laborista de Jeremy Corbyn experimentó un imparable ascenso al amparo de sus promesas de proteger las políticas sociales y con una excelente campaña.
Corbyn, aupado por sus buenos resultados, que suman 29 diputados, hasta 261, resaltó que las negociaciones para abandonar la UE deben de seguir adelante a pesar del resultado de los comicios, algo que también cree firmemente su oponente conservadora, que no logró la mayoría absoluta al perder 12 escaños, hasta 318.
May se hizo con el poder en julio de 2016 derrotando a sus rivales en la pugna por liderar el Partido Conservador tras la dimisión de David Cameron a consecuencia del referendo europeo del 23 de junio, en el que triunfo el divorcio con Bruselas.
Durante la campaña del plebiscito apostó tímidamente por la permanencia en el bloque comunitario, pero se presentó a estos comicios como la líder fuerte para negociar en la UE la salida del mercado único del Reino Unido y el control de la inmigración frente al «caos» y la «debilidad» que ofrecía, a su juicio, Corbyn.
Ahora tendrá que afrontar asuntos tan espinosos como la factura de separación de la UE, cifrada en 100.000 millones de euros, los derechos de los europeos en suelo británico, la frontera con Irlanda o la amenaza independentista de Escocia, esta vez sin contar con un apoyo robusto en su propio partido.
La ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, coincidió hoy con el nuevo líder del partido Fine Gael y futuro primer ministro irlandés, Leo Varadkar, en que May ya no está legitimada para liderar la ruptura con el bloque de los 27.
La segunda mujer en la historia del país que ocupa el puesto de primera ministra tras Margaret Thatcher, y que presumía de que sería «extremadamente difícil» en la negociación con Bruselas, parece haberse desinflado y perder su calificativo de «nueva dama de hierro».
El primero en pedir su dimisión ha sido el líder laborista, quien dijo en la noche electoral que May perdió el mandato que esperaba obtener en las elecciones anticipadas que convocó en abril y le exigió que «se vaya» para dejar paso a otro Gobierno.
Tímidas voces comienzan a alzarse ahora en las filas conservadoras, como la de la diputada Anna Soubry, quien ha sido la primera en pedirle que considere su salida del Ejecutivo.
La propia primera ministra reconoció que adelantaba las elecciones después de varios enfrentamientos con miembros de su gabinete y varios parlamentarios sobre su postura en el Brexit. «Debe haber unidad en Westminster y ahora mismo no la hay», confesó.
Ni seguridad, ni estabilidad, ni liderazgo fuerte. Nada de lo que prometió la primera ministra cuando convocó a los electores parece cumplirse, y menos aún después de que el Reino Unido haya sufrido tres atentados terroristas que han conmocionado a la sociedad.
La puesta en tela de juicio de la política de seguridad de la exministra del Interior y las promesas electorales de Corbyn contra la austeridad y dirigidas a «todos» y no solo a «unos pocos», han llevado a May a que se le escurra su argumentación estrella sobre la salida de Europa como el agua entre las manos.
«Se avecina un verano tormentoso», vaticinó David Davis, el ministro del Brexit, en un momento en el que no sabía todavía cuántos rayos y truenos caerían sobre este país.
Nota tomada de Eluniversal.com