Una treintena de exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) se instruyen en el centro Tecnicafé, en el municipio de Cajibío (suroeste), para aprender el proceso de producción de este grano que les ofrecerá una salida laboral estable después de dejar las armas.
Popayán, Colombia.- Una treintena de exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) se instruyen en el centro Tecnicafé, en el municipio de Cajibío (suroeste), para aprender el proceso de producción de este grano que les ofrecerá una salida laboral estable después de dejar las armas, informaron los promotores de la iniciativa.
A lo largo de los próximos meses un total 120 exinsurgentes, que el 24 de noviembre firmaron un acuerdo de paz con el Gobierno colombiano que puso fin a cinco décadas de conflicto armado, aprenderán a cultivar, recolectar y tratar el café con el apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y la Gobernación del Cauca, citó Efe.
Asimismo, la empresa italiana Illycaffè se comprometió a comprar toda la producción de los antiguos guerrilleros, que decidieron sustituir sus balas por granos rojos de café.
Según los impulsores del proyecto, se espera que una vez acaben su formación, los antiguos insurgentes funden una cooperativa en los aledaños de la zona veredal transitoria de normalización (ZVTN) de Pueblonuevo, que forma parte del departamento del Cauca (suroeste) donde residen ahora mientras hacen su tránsito a la vida civil.
El objetivo del proyecto es que en tres años estén recogiendo la primera cosecha de café preparado para exportar y que, a medio plazo, se produzcan unos 100.000 kilogramos de grano cada año.
«En la guerrilla me echaron a perder, si lo hubiera sabido no me habría metido pero no quiero pensar en eso, sino trabajar para los dos hijos que tengo», explicó a Efe el exguerrillero Rufino Valencia, que forma parte del proyecto.
Valencia entró a las FARC cuando era muy joven, llamado por la oferta de la guerrilla de darle un trabajo estable y remunerado, promesa que se volvió en su contra y que, según explica, lo acabó reteniendo en la insurgencia contra su voluntad durante lustros.
«Yo era solo un ‘pelado’ (niño) sin padre ni madre y me pusieron a manejar una lancha, me metieron miedo diciendo que si salía de la guerrilla me agarraban y tendría problemas», relata el joven, que ansía acabar su formación para volver a su tierra natal y dedicar el resto de su vida a cultivar cacao, plátanos y café.
Vía: El Universal