La propia presentadora de la gala, Katy Perry, ironizó sobre la victoria del mandatario en las elecciones estadounidenses. La cantante aprovechó para lanzar sus dardos mientras llamaba al público a votar por el mejor artista novel.
Discursos combativos y actuaciones más oscuras: la noche del domingo quedó claro que los MTV Video Music Awards, en los que triunfó el rapero Kendrick Lamar, también han entrado en la «era Donald Trump».
La propia presentadora de la gala, Katy Perry, ironizó sobre la victoria del mandatario en las elecciones estadounidenses. La cantante aprovechó para lanzar sus dardos mientras llamaba al público a votar por el mejor artista novel.
«Escuchen chicos, esta es una votación en la que el voto popular de verdad importa. ¡Así que voten online, pero dense prisa, antes de que gane algún artista ruso al azar!», advirtió Perry.
Y es sólo una de las muchas declaraciones y gestos que han caracterizado la 34 edición de los premios, que han reflejado el espíritu activista surgido en tiempos de Trump.
El color de la piel de los nominados, premiados y participantes en la gala ha sido bastante más diverso que en los Oscar o los Grammy. No ha habido categorías masculina y femenina, sino mixtas, y más de la mitad de los oradores han hecho referencia a cuestiones sociales que les preocupan.
La más combativa fue Paris Jackson. La hija del «rey del pop», Michael Jackson, pidió al público que demuestre a «esos imbéciles nazis supremacistas blancos» que el país «tiene tolerancia cero ante la violencia, el odio y la discriminación». «¡Tenemos que mostrar resistencia!», proclamó entre grandes aplausos.
En esta edición de los MTV VMA se concedió además el primer premio por la Mejor Lucha contra el Sistema, que fue a parar a los seis nominados, entre ellos K’Naan y John Legend por sus videos sobre la situación de los emigrantes en Estados Unidos.
La encargada de entregar este nuevo galardón fue la madre de Heather Heyer, la mujer asesinada recientemente mientras protestaba contra una manifestación racista en Charlottesville.
«La echo de menos, pero sé que hoy está aquí», dijo Susan Bro, que se mostró conmovida por cómo «gente de todo el mundo encontraron inspiración» en el valor de su hija. La madre de Heyer anunció también la creación de una fundación para impulsar la lucha contra el odio.
Además de Bro, también habló en la gala el pastor Robert Wright Lee, descendiente directo del general confederado Robert E. Lee, cuya polémica estatua defendía la manifestación ultraderechista y racista de Charlottesville. El pastor condenó el racismo y a los supremacistas blancos estadounidenses.
La lucha contra el racismo no fue la única que tuvo protagonismo sobre el escenario. La cantante Pink, que recibió un premio a su carrera, habló en contra de los clichés de género en nombre de su hija, y Alessia Cara arremetió contra el ideal de belleza femenino.
Junto a las reivindicaciones políticas y sociales, el otro protagonista de la noche fue Kendrick Lamar. El rapero se hizo con el premio al mejor video musical del año con «Humble» y logró otras cinco estatuillas: al mejor video de hip hop, mejor dirección, dirección de arte, dirección de fotografía y efectos visuales. Su actuación tampoco dejó indiferente, rodeado de bailarines que trepaban por una alambrada en llamas.
Sin embargo, a Lamar se le escapó el premio al mejor artista del año, que fue para el británico Ed Sheeran, mientras que Khalid se hizo con el galardón al mejor artista novel.
En la gala se presentó también el esperado video del nuevo single de Taylor Swift. Aunque a algunos les recuerda demasiado al estilo de Beyoncé, «Look What You Made Me Do» superaba los ocho millones de reproducciones en YouTube unas horas después de la entrega de premios.
Vía: El Universal