Hasta ahora, la prevención del infarto de miocardio pasaba, principalmente, por evitar el colesterol, no fumar, controlar la presión arterial y llevar un estilo de vida saludable. Pero la realidad es que muchos ataques al corazón ocurren en personas cuyo colesterol es normal y cuyo principal riesgo es la inflamación crónica, que puede conducir a arterias obstruidas.
Por primera vez, un medicamento ha ayudado a prevenir los ataques cardíacos al frenar la inflamación, un enfoque diferente al que se ha utilizado durante muchos años. Los resultados del revolucionario hallazgo han sido publicados en el New England Journal of Medicine y en Lancet, y presentados en la Conferencia de la Sociedad Europea de Cardiología en Barcelona (España). «De repente sabemos que podemos tratar la inflamación en sí, de la misma manera que aprendimos hace casi 25 años que podríamos tratar el colesterol», cuenta el líder del estudio, el investigador del Hospital de Mujeres Brigham de Boston (EE.UU.), Paul Ridker. La investigación ha sido financiada por los laboratorios Novartis.
La inflamación ocurre después de que una articulación se lesiona y se hincha, pero reacciones químicas similares pueden ocurrir en todo el cuerpo a raíz de hábitos poco saludables. La inflamación crónica puede dañar las arterias y establecer el escenario perfecto para que se formen coágulos. Hace veinte años, Ridker patentó una prueba de sangre para un tipo de inflamación llamado proteína C reactiva de alta sensibilidad o PRC. Ahora, ha probado que el nuevo medicamento, Canakinumab, que se vende bajo el nombre Ilaris para algunas enfermedades hereditarias raras, reduce esta inflamación. Lo probó en 10.000 supervivientes de ataque cardíaco que tenían el colesterol bajo pero una alta PCR. Los pacientes recibieron las medicinas usuales para el corazón y se les dieron también diferentes dosis bien de Canakinumab o de placebo.
Aquellos que recibieron una dosis media, tuvieron un 15% menos probabilidades de otro ataque al corazón, un accidente cerebrovascular o una muerte relacionada con el corazón durante los siguientes cuatro años, en comparación con las personas que recibieron placebo, y unas 33 personas tendrían que ser tratadas durante cinco años para evitar uno de estos problemas. La dosis más alta también redujo el riesgo pero no lo suficiente como para decir que el medicamento fue la razón, mientras que la dosis más baja no tuvo efecto. El efecto de Canakinumab, según los autores, es comparable al de Repatha, un poderoso medicamento para bajar el colesterol, llamado inhibidor de PCSK9. Salió hace dos años y sus ventas no han sido muy altas, en parte porque muchos médicos esperaban que ayudara más y en parte debido al precio del tratamiento con este fármaco: 14.000 dólares anuales.
Posibles efectos antitumorales
La inflamación también afecta a cómo crecen y se propagan los tumores. La tasa de mortalidad por cáncer se redujo a la mitad en aquellos que recibieron canakinumab, y las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón fueron más bajas en las personas que recibieron las dos primeras dosis. Los médicos no creen que el fármaco impida que se desarrollen nuevos cánceres, pero sí que podría ralentizar el crecimiento de los tumores. «Los resultados del cáncer fueron inesperados e intrigantes, pero no consistentes en todos los tipos de tumores», explicó Barnett Kramer, jefe de prevención del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
Sin embargo, no todas son buenas noticias: también Canakinumab aumentó el riesgo de infecciones mortales en aproximadamente 1 de cada 1.000 pacientes tratados, de los que las personas mayores y los diabéticos fueron los más vulnerables. El fármaco no tuvo efecto sobre las tasas de mortalidad una vez que el cáncer, la infección y los riesgos cardiacos se controlaron.
Novartis declara que es prematuro discutir el precio de cualquier uso como medicamento para el corazón. Ahora mismo, el tratamiento con Canakinumab cuesta hasta 200.000 dólares para enfermedades raras, y tendría que resultar rentable para justificar sus beneficios en la prevención de las enfermedades del corazón, dijo al New England Robert Harrington, presidente del Departamento de Medicina de la Universidad de Stanford (EE.UU.).
En cualquier caso, esta nueva vía que se abre para la investigación no significa que los fármacos llamados AINE, como el ibuprofeno, que combaten la inflamación y el dolor, sean indicados para los pacientes con riesgo de sufrir un infarto. Estos fármacos pueden aumentar los riesgos cardíacos, ya que funcionan de una manera diferente: no reducen la PCR, y pueden afectar la formación de coágulos sanguíneos.
Vía: nmas1