Pese a que la relación causal entre la bebida y tal efecto cardioprotector precisa de más investigaciones que la refuten, la amplitud de la muestra aporta valor adicional a este trabajo, que ha sido llevado cabo en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud de Beijing (China) con enfermos enrolados entre 2004 y 2008 a los que se hizo un seguimiento clínico que se prolongó hasta 2013.
Para los especialistas, en efecto resulta “intrigante” el descubrimiento no solo de que, a ciencia cierta, baje la incidencia tanto de cardiopatía isquémica como de evento coronario agudo entre los consumidores diarios de té, sino el que no influya la cantidad que se tome.
Es decir, lo que reduce el riesgo de ambas cardiopatías es la frecuencia de su toma y no cuánto se ingiera. “Por extraño que parezca, los consumidores diarios de té experimentaron un riesgo más pequeño de cardiopatía isquémica que aquéllos otros que bebieron con menos frecuencia que la diaria, pero el aumento de la cantidad de té consumida no redujo ese riesgo”, manifiestan los investigadores.
El estudio, de carácter prospectivo, ha utilizado la base de datos del China Kadoorie Biobank, y ha reclutado, por géneros, a 199.293 hombres y 288.082 mujeres de edades comprendidas entre los 30 y los 79 años procedentes de hasta diez áreas diferentes del territorio nacional chino.
Existe una asociación, no una relación causal inequívoca
A pesar de la contundencia de sus conclusiones, la investigación no demuestra una relación causal inequívoca entre la ingesta diaria de té y la ausencia de cardiopatía isquémica o evento coronario agudo. Pero sí deja patente que el grupo estudiado dio pie a plantear esa asociación.
“Solamente este estudio no puede establecer esa relación causal y serán necesarios otros que lo corroboren”, han declarado con prudencia sus autores.
Vía: El Carabobeño