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sábado, noviembre 23, 2024

Presidente de Cataluña “a pesar de todas las hostilidades, el deseo de votar es transversal y es inmenso”presidente de Cataluña

El gobierno de España está decidido a impedir el referéndum sobre la independencia de Cataluña, que considera “ilegal”. El Tribunal Constitucional suspendió la consulta; la Policía allanó la sede de un periódico local por las sospechas de que allí se estaban imprimiendo papeletas de votación; fue prohibido un acto de apoyo a la iniciativa que estaba convocado en Madrid; la página web del referéndum fue clausurada y otra que la sustituyó, también. Sin embargo, el presidente del gobierno catalán, Carles Puigdemont, que recibió a la diaria y a otros medios de América del Sur la semana pasada, en la sede de la Generalitat, afirmó que el 1º de octubre habrá referéndum.

La agenda de Puigdemont está llena y él se disculpa por tener que ajustar los horarios del encuentro. A pesar de la falta de tiempo y de las noticias que surgen a cada momento sobre el referéndum –son tantas que varios medios digitales de España ya abrieron una sección para seguirlas “minuto a minuto”–, el titular del Ejecutivo catalán parece tranquilo, convencido de que las cosas están en marcha.

“Nuestra responsabilidad es garantizar que la gente pueda votar en su ciudad”, dijo Puigdemont, consciente de que la Fiscalía de España advirtió a los más de 900 alcaldes de Cataluña que no deben colaborar con el referéndum. Después, la Fiscalía anunciaría su decisión de investigar a los más de 700 alcaldes que firmaron una declaración de apoyo a la votación. El presidente catalán explica que el mejor escenario es contar con los locales de los ayuntamientos para instalar las mesas electorales, pero agrega: “Si no es así, es nuestra responsabilidad buscar las alternativas, que las habrá y las hay”.

Aunque el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ha dicho que no va a haber referéndum, Puigdemont está convencido de lo contrario. “Empezamos este proceso, siendo breves, en 2012, y siendo generosos, en 2010. Hemos superado todas las pruebas de estrés que nos han presentado. Hemos movilizado cada año cerca de un millón de personas en las calles [en las marchas por el Día Nacional de Cataluña, la Diada]. A días del referéndum, ¿alguien cree que nos vamos a echar para atrás?”, se pregunta.

“Además, todo este tiempo lo hemos invertido en buscar soluciones, en dialogar, proponer pactos fiscales, un acuerdo para un referéndum pactado con el Estado español”, dijo. Ese intento de pacto, agregó, contemplaba la posibilidad de negociar la fecha –que podía postergarse para el año que viene o el siguiente–, las mayorías que se requerirían, las preguntas se plantearían a los votantes, y la posibilidad de que el Estado español adoptara un papel similar al que David Cameron tuvo en Escocia, donde al final la independencia no logró la mayoría. “Lo hemos intentado todo. Como para que alguien piense que a esta altura esto no debería producirse. Claro que va a haber un referéndum; va a ser en condiciones de mucha hostilidad por parte del gobierno español, pero a pesar de todas las hostilidades, el deseo de votar es transversal y es inmenso, y cubre también a la gente que quiere votar No”, afirmó Puigdemont.

El presidente catalán espera que, una vez que se conozca el resultado de la consulta, este sea reconocido dentro y fuera de España. “Esa va a ser nuestra posición como gobierno si sale la opción independentista; va a ser nuestra responsabilidad exigir el respeto por lo que va a ser una decisión democrática”, agregó. También aspira, dijo, a que la comunidad internacional “entienda que hay un actor político nuevo, un nuevo actor con soberanía en el mundo que se llama Cataluña y que ha decidido ser un Estado independiente”. En cambio, si gana el No, se llamará a elecciones para que sea otro gobierno el que gestione esa nueva etapa.

La carta europea

Varios actores políticos y sociales que apoyan la independencia tienen la expectativa de que si su posición es la más votada el 1º de octubre, la Unión Europea (UE) juegue un papel de mediador que lleve a españoles y catalanes a negociar. Consultado al respecto, Puigdemont coincidió con ellos. Afirmó que después de la votación, la UE tendrá que abandonar su postura, según la cual lo que ocurre en Cataluña es un problema interno del Estado español, porque pasará a convertirse “en un asunto, como mínimo, de interés europeo”.

“Si hay una victoria del Sí, vamos a invitar inmediatamente a un diálogo tripartito –con el Estado español, la UE y Cataluña– para que podamos convenir, acordar la transición inevitable que se debe producir hasta que se establezca una constitución catalana que fije las bases de la república. Y esto tiene que ser acordado sí o sí. Sería inexplicable, imperdonable, que en una situación netamente democrática y pacífica, dentro de la UE, con ya una tradición acreditada de hacer las cosas con respeto y acorde a lo que es el marco internacional, no fuéramos capaces de sentarnos a dialogar, como sí lo han hecho países que han tenido guerras ”, manifestó Puigdemont.

Agregó que el gobierno catalán ya está sentado a la mesa de discusión. “Es que al otro lado no hay nadie”, dijo. Pero consideró que después de la votación, “las circunstancias van a favorecer ese diálogo”, y en particular lo va a hacer la UE. “En el momento en el que el pueblo de Cataluña exprese una opinión clara en ese sentido, la historia enseña que la UE se ha guiado siempre por la realpolitik, aunque no le guste. La realpolitik siempre se impone”. Puigdemont señaló que Cataluña hoy es parte de la UE, que cumple “a rajatabla” las condiciones del bloque, que es un “contribuyente neto” –que aporta más de lo que percibe– y manifestó su expectativa de que “la UE no va a prescindir de un activo y un motor económico como es Cataluña”. El gobernante agregó: “Además somos una vieja nación europea, somos fundadores de los valores europeos de hoy, cultural, espiritual y económicamente. Aportamos la cultura catalana y nos sentimos profundamente europeos. Es imposible que dejemos de ser europeos”.

El gobierno catalán tiene su propia diplomacia, que trabaja para comunicar su postura a diversos actores políticos. Con ese objetivo recibió a representantes de distintos países y envió los suyos al exterior. Puigdemont explicó que en estos contactos se invita a los representantes extranjeros a hacer preguntas y despejar dudas, porque “no es momento de hacer otra cosa”. En esta etapa, Cataluña no busca un reconocimiento, porque todavía no sabe si hay una mayoría que quiere un Estado independiente. Esto surgirá de la votación. “Aspiramos a que si el día uno hay una mayoría de catalanes que deciden, y que deciden que quieren la independencia, en las cancillerías del mundo haya información de calidad para poder entender por qué y qué ha pasado”.

Consultado acerca de cómo son recibidos en el exterior los argumentos catalanes, Puigdemont contestó: “La mayoría de los estados se ayudan entre ellos, como es lógico. Por lo tanto, no es ninguna sorpresa que en el caso de los estados de la UE, por ejemplo, aunque puedan escuchar y preguntar y ser muy discretos, su posición oficial sea apoyar la posición española”. Agregó que esa conducta se repitió en “todos los procesos de independencia que ha vivido Europa”, hasta que la independencia no es un hecho. Pero cuando la independencia llega, “la política se adapta a las reglas”, y todavía antes “se adapta la economía”. De esta manera, “lo que antes eran amenazas y profecías apocalípticas y hecatombes, luego se convierte en grandes oportunidades”, agregó.

“Lo hemos visto en Europa y lo hemos visto en esta generación”, dijo el presidente catalán. “Yo me acuerdo perfectamente de lo que pasó en Eslovenia. Yo estuve allí, y lo que primero eran amenazas de [el ex presidente de la Comisión Europea] Jacques Delors, de [el ex jefe de Estado de la Unión Soviética] Mijaíl Gorbachov, de [el ex canciller alemán] Helmut Kolh. ¿Y qué pasó? Eslovenia es un feliz miembro de la UE y no pasa nada.

Los otros

De acuerdo con Puigdemont, Cataluña ha intentado negociar con el gobierno español, buscar salidas alternativas a este referéndum, pero la respuesta de Madrid fue un “no” rotundo, sin presentar una opción. “En los 40 años que nos separan de las primeras elecciones democráticas [después de la dictadura franquista], ha habido un sinfín de propuestas de Cataluña a España: para entrar al mercado común, para aceptar el euro, para la política de estabilidad o para solucionar problemas de Cataluña […]. Jamás ha habido una propuesta española para Cataluña”, agregó.

Para el presidente catalán, los partidos políticos de España no han atendido la posición de aquel catalán que quiere que Cataluña siga siendo parte de España. “No le han dado ningún argumento, lo han dejado solo. No le han ofrecido nada más que el cumplimiento rígido y estricto de la ley como único atractivo para mantener el statu quo. Han renunciado a competir con la idea atractiva de un país nuevo, creado desde abajo, superando los inconvenientes de la transición posfranquista”. El gobierno de España considera que la consulta no es legal y, por lo tanto, no ha presentado argumentos ni campaña en defensa de su posición.

Rajoy tampoco ha intentado acercamientos ni negociaciones para buscar una solución política a la crisis. Consultado acerca de la estrategia del presidente del gobierno español, Puigdemont dijo que no se la explican ni él ni actores del mundo político, empresarial, académico, y posiblemente tampoco se la expliquen observadores de fuera de España. “¿Por qué este señor está renunciando a hacer política? ¿Por qué [recurre a] los jueces, la Policía, el Tribunal Constitucional? ¿Por qué él, que tiene la máxima responsabilidad institucional no hace su trabajo, que es hacer política?”, se preguntó. “Yo no tengo respuesta, porque no lo conozco tanto para responder, pero creo que es una enorme irresponsabilidad no hacer política. Es la dejación de la función principal que tiene el primer ministro, y hacer política, reconocer que hay un problema político y, a partir del reconocimiento del problema, que es algo a lo que siempre se ha negado, proponer soluciones”.

Pero así como el gobierno español, del Partido Popular (PP), se opone de manera tajante a esta consulta, el referéndum catalán tampoco encuentra apoyo en la oposición española. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Ciudadanos rechazan esta iniciativa, mientras que Podemos, que se ha manifestado a favor de que los catalanes decidan, también se opone al referéndum del 1º de octubre. Argumenta que una consulta de este tipo debe ser consensuada con las autoridades españolas para que cuente con todas las garantías.

Consultado acerca de la postura de los principales partidos españoles, Puigdemont respondió: “El Partido Socialista, Ciudadanos y el PP siempre han estado en el mismo espacio, siempre. Quiero recordar que cuando gobernó el Partido Socialista, que hoy hace bandera de la España federal y plurinacional, jamás federó nada. Y tuvo amplísimas mayorías, con un presidente que se llamó Felipe González”.

En cuanto a Podemos, consideró que es un actor nuevo en la política española, que siempre ha defendido el referéndum para Cataluña, pero que no tiene la fuerza suficiente “para articular una mayoría política en España que represente un cambio de esta magnitud”.

Pacto quebrado

Puigdemont aludió además a un episodio que para muchos fue el punto de quiebre en el actual conflicto. Se trata de lo ocurrido en 2010 con el Estatut de Cataluña, el equivalente a una constitución regional. Su aprobación requería varias instancias: lo debía votar el Parlamento catalán, después el español y luego requería la aprobación de los catalanes en referéndum. Una vez que lo aprobó el Parlamento catalán, los diputados españoles decidieron introducir modificaciones en el proyecto.

El presidente catalán se refirió al papel que tuvo en este episodio el PSOE. “Quiero recordar que un líder socialista histórico como Alfonso Guerra, vicepresidente de los gobiernos del señor González, salió después del acuerdo en el Congreso de los Diputados [del Parlamento español] sobre el Estatut de Cataluña, haciéndose el gallito, alardeando de que le habían ‘pasado el cepillo’ al Estatut de Cataluña. Pero además lo hizo con sorna. Esto es el Partido Socialista. Hay un pool de partidos que han estado siempre allí mismo”, dijo Puigdemont.

Aquel año, una vez modificado el Estatut en el Parlamento español, y pese a que existía malestar por los cambios que se le hicieron, los catalanes lo aprobaron en referéndum. Sin embargo, el PP juntó firmas y presentó ante el Tribunal Constitucional un recurso contra varios de sus artículos, y esa corte accedió, en 2010, a dejarlos sin efecto.

“En la Corte Constitucional, por un recurso del PP, 11 magistrados politizados se cargaron todo ese proceso. Se cargaron el pacto constitucional”, el que establece la relación y las atribuciones de las regiones y el gobierno central, afirmó Puigdemont. “¿Qué nos dicen? ¿Que [ahora] tenemos que hacer lo mismo, para que dé el mismo resultado?”, se preguntó.

A su entender, fue entonces que el Tribunal Constitucional –que ahora ha fallado en contra de las leyes catalanas que promueven la independencia, entre ellas la del referéndum del 1º de octubre– “se convirtió en una tercera cámara controlada por el PP, que es lo que es hoy”.

Dentro del movimiento independentista, se dice que Cataluña es la única comunidad autónoma de España con un estatuto que no fue aprobado en referéndum por sus ciudadanos. Muchos consideran, como Puigdemont, que en 2010 se rompió un pacto.

Apellidos catalanes

El presidente catalán dijo que hay una propaganda oficial que intenta hacer pasar la iniciativa independentista por un mero reclamo vinculado con el idioma catalán, identidades étnicas o raíces familiares. Él sostiene que nada de esto es verdad. Recuerda que “hubo tiempos en que la reivindicación lingüística era mucho más fuerte que ahora, y sin embargo el independentismo era minoritario”. Se hace mayoritario en un momento en que Cataluña ha recibido, en los últimos 15 años, un millón y medio de inmigrantes de fuera de España, agregó, y en una realidad demográfica en la que 70% de los catalanes tienen padre o madre (o ambos) con raíces fuera de Cataluña.

“Esto nos invita a desmentir otro de los tópicos que la propaganda oficial española proyecta sobre nuestro movimiento. Somos absolutamente transversales. Somos bilingües, nos gusta ser bilingües y, si puede ser, trilingües. Muchos tenemos tres o cuatro lenguas activas en nuestras familias”, afirmó Puigdemont. “Somos producto, desde hace mucho tiempo, de mezcla. La historia de Cataluña, desde la irrupción de los griegos, los romanos, los fenicios, los judíos, los árabes, los indoeuropeos, los franceses, siempre ha sido así, y va a continuar siendo así”, dijo.

Puigdemont dijo, que en la sociedad catalana hay gran diversidad cultural y conviven poblaciones de diversos orígenes, que hay reclamos a favor de recibir refugiados y un fuerte rechazo a la xenofobia. “Yo creo que esto explica por qué este movimiento [independentista] es transversal y acoge a ese catalán que dicen que tiene ocho apellidos –que no existe– y al que acaba de llegar o está llegando ahora. Porque es un proyecto de integración. No es nada étnico ni nada de historia familiar. Es una actitud casi de civismo. Se puede ser catalán de muchas formas, no hay un estándar”.

Puigdemont afirma que la vieja idea de la nación-Estado del siglo XIX, que entendía que una nación debía coincidir con una lengua, una cultura y una identidad, es lo que está en crisis hoy. “Y lo sufren las naciones viejas de Europa, que no aceptan que hoy la realidad es muy variada, que hoy un Estado no necesariamente tiene que ser representado por una sola idea. Creo que tampoco el nacionalismo español ha entendido esto, porque es de viejo cuño. No ha entendido que existía la oportunidad de que España fuera algo muy diverso, y de que el idioma catalán fuera considerado al mismo título que el idioma español, y que la cultura catalana no es de segunda, y que lo que representa la historia catalana no es algo que tenga que ser considerado de segunda, que es lo que al final ha sido”.

 

 

Vía: La Diaria

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