Cristina Rabadán-Diehl, funcionaria del Gobierno de Estados Unidos, admitió que el cambio climático ha afectado la flora, fauna y accesibilidad a los alimentos. Así como el resurgimiento de enfermedades, entre estos el virus del Zika.
La experta en ciencia y salud participó esta semana, en calidad de profesora de la Universidad George Washington, en el taller “Salud Global y Diplomacia”, organizado por la Escuela Nacional de Salud del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, para debatir los desafíos de la salud global en su relación con la política exterior, la cooperación, las migraciones o los acuerdos comerciales.
“Lo que está claro es que hay una influencia del cambio climático en la salud”, subraya Rabadán-Diehl quien prefiere no pronunciarse sobre el debate político en Estados Unidos en torno al calentamiento global.
“Estamos viendo ya que el cambio climático está originando nuevas enfermedades, afectando a la flora y fauna, a la accesibilidad a los alimentos o al resurgimiento de enfermedades, como la del virus del Zika“, cuyo mosquito portador, propio del centro y sur de América, ha aparecido ya en Canadá.
También la resistencia de las bacterias a los antibióticos a causa del uso abusivo e inapropiado se puede agravar.”Podemos imaginar lo que va a ocurrir si, por ejemplo, tenemos nuevas cepas de virus y de bacterias que están mutando para adaptarse al cambio climático”, plantea.
EL DESAFÍO DE LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS
Rabadán-Diehl, quien durante dos décadas trabajó en puestos de responsabilidad en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, recalca que la “salud es global, porque los problemas de salud son globales” y que hay que enfrentarse a ellos con alianzas internacionales, como ocurrió en los casos de epidemia del virus del Ébola en África o del Zika en América.
Uno de esos desafíos son las enfermedades crónicas (diabetes, cardiovasculares, cáncer, obesidad…) ligadas en su mayor parte a los estilos de vida ya que provocan el 70 por ciento de la mortalidad global, sobre todo en los países en vías de desarrollo.
“Es la enfermedad de los pobres, de países que todavía lidian contra las enfermedades tropicales, contra la mortalidad infantil y materna, que carecen de suficiente personal sanitario y su acceso al sistema de salud es inexistente”, argumenta.
Y eso ocurre en los países más pobres de América, un continente donde los retos son muy diferentes entre el norte, el sur, centroamérica y las islas del Caribe, siendo Guatemala, Honduras, El Salvador y Haití los más desfavorecidos.
Pero también las enfermedades crónicas son un problema en los países desarrollados fruto asimismo de hábitos de vida poco saludables.
“El problema está dentro del sector salud porque tenemos que lidiar con los pacientes, pero cuando hay un componente social y de comportamiento, de medidas preventivas, se sale fuera de ese ámbito” ya que afecta a la educación, a la estructura social y económica, entre otros.
LA OBESIDAD, EN AUMENTO
Y una de esas enfermedades crónicas es la obesidad cuya incidencia crece a nivel mundial.
“Tampoco podemos decir que toda la culpa la tiene la industria de la alimentación. Ciertamente hay una influencia de la economía de mercado, pero muchos países han abiertos sus puertas. Es una cuestión de cómo el consumidor debe estar informado, cómo protegerlo y darle libertad de elección”, considera Rabadán-Diehl, quien estudió Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró en Biología y Bioquímica en la Universidad de Miami.
Otro de los debates es el etiquetado de los alimentos envasados. “¿Hasta qué punto el ciudadano de a pié es capaz de entender esas etiquetas?”, se pregunta la experta quien insistió en campañas educativas en las escuelas y en los medios de comunicación.
ESTADOS UNIDOS BUSCA IMPORTAR EL MODELO DE SALUD DE PAÍSES COMO ESPAÑA
La directiva del Departamento de Salud de Estados Unidos, por otra parte, destaca la oportunidad de posicionar a España en las plataformas internacionales de salud global para que aporte sus logros en la sanidad pública o en los programas de trasplantes.
“En España tenemos esta bandera de ejemplaridad y de excelencia en la salud, se nos da muy bien y queremos ver cómo podemos institucionalizar ese diálogo y utilizar alianzas”, para “compartir nuestros éxitos y tener la oportunidad de aprender”, considera.
Por eso el taller de “Salud Global y Diplomacia” nace con vocación de continuidad anual. “La disciplina de diplomacia en salud global es muy nueva como disciplina, la salud siempre ha estado presente en el ámbito internacional pero nunca ha sido utilizada como disciplina estratégica a la hora de competencias y este es uno de los objetivos”, concluye.
Vía: Sin embargo