AVN
Por: Karelis González
El sol aún no aparecía. Eran las cinco de la mañana del 4 de octubre de 2012 y ya habían personas en las calles de Caracas. Todos querían un buen lugar para escuchar el discurso de Hugo Chávez en su cierre de campaña presidencial.
«Muy temprano me levanté ese día. En mi casa salimos todos, ninguno se quiso quedar», recuerda Mariela Peña, residente de Ruiz Pineda, parroquia Caricuao.
Acompañada de su familia se dirigió a la avenida Bolívar, en Caracas, una de las siete arterias viales que se inundarían con la marea humana que acudió en masa a la última parada de su campaña electoral denominada De Sabaneta a Miraflores, que arrancó el 1 de octubre en el estado Barinas y que pasaría por Cojedes, Portuguesa, Yaracuy, Lara, Carabobo y Aragua.
En el Distrito Capital, la operación remate concluyó con un desborde de pueblo en las avenidas Lecuna, Universidad, México, Baralt, Urdaneta y Fuerzas Armadas. Aquel jueves, día de San Francisco de Asís, llovió intensamente. El Cordonazo se sintió más que nunca con «gotas benditas» que caían del cielo.
«Nos cayó un chaparrón tremendo. Llovió en la mañana y en la tarde, pero no vi a nadie irse, la gente se quedó esperando al Comandante», rememora.
En los recuerdos de los asistentes, el torrencial aguacero es un factor común. «La lluvia fue algo impactante. Todos sabíamos que Chávez había hecho su campaña a pesar de su afección de salud y que eso lo podría empeorar más», dice Víctor Lara, quien ese día se despedía de su cargo como reportero en la Fundación Audiovisual Nacional de Televisión (ANTV).
Lara no logró movilizarse hasta la avenida Bolívar, aún cuando se encontraba en la esquina El Chorro. La cantidad de personas hacía imposible el traslado. «Aunque estuviéramos tan cerca, simplemente no se podía llegar», relata.
Gioconda Rosales coincide al describir una historia similar. «Había mucha gente, las avenidas estaban muy, muy llenas y no te podías mover». Ella se encontraría ese día con sus hermanos para integrarse a la caravana, pero su cita no se concretó.
«Las estaciones del Metro de Caracas estaban colapsadas. Una de mis hermanas llegó por Capitolio, otro estaba en Parque Carabobo, yo en la esquina El Chorro y aún cuando todos estábamos en la avenida Universidad no nos logramos encontrar», dice.
Y es que la marea popular se esparció en las calles asfaltadas del centro de Caracas. Aún cuando el temporal no cesaba, vestimentas rojas y banderas tricolores era lo que se apreciaba. En compañía de amigos y colegas, Víctor Lara esperó en las cercanías de la tarima dispuesta por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (Mippci) el momento adecuado para sumarse a la movilización, sin embargo, no ocurrió.
«Al ver la imposibilidad de llegar más allá de nuestro punto de concentración, decidimos subir a la oficina a escuchar el discurso de El Comandante. Una vez arriba, nos enteramos que comenzó a llover», narra.
Como Lara, otros tantos venezolanos siguieron el cierre de campaña por televisión. El candidato de la Patria llegó a la avenida Bolívar saludando a sus acompañantes en la tarima, enviando besos y saludos fraternos al pueblo que, tres días después, le daría la victoria electoral con 8.191.132 votos.
«Aquí hay un líder de verdad, un líder que tiene las ideas bien puestas, que trabaja con el pueblo, que decide las situaciones claves, que tiene coraje, que tiene valor y del otro lado un pobre liderazgo, un liderazgo chucuto que no representa absolutamente nada», fueron las palabras que utilizó José Vicente Rangel para presentar al Comandante Hugo Chávez.
Con una lluvia que caía sin tregua, tomó el micrófono y entonó el Himno Nacional. La sonrisa nunca abandonó su rostro y su brazo extendido no dejó de agradecer la presencia del pueblo.
«Estamos cerrando campaña de manera esplendorosa, desbordada de amor, de Patria, de alegría en Caracas la cuna de Bolívar, Bolívar, Bolívar. Yo le doy gracias a Dios, le doy gracias a la vida como dice la canción, gracias a la vida por haberme dado tanto. ¡Aquí está Chávez de pie con ustedes!», enfatizó.
El líder revolucionario habló desde su corazón. En su alocución señaló que el objetivo era defender la Patria, el futuro de la juventud y las conquistas de la Revolución Bolivariana. Cada palabra era acompañada de una sonrisa. Chávez no dejó nunca de sonreírle a su pueblo.
«Ustedes saben que varias veces incluso he estado a punto de morir por ser fiel al pueblo venezolano, y ese es mi camino, yo no les fallaré, seré fiel para siempre al pueblo de Venezuela», aseveró sin saber que sería la última concentración de las tantas que tuvo en la avenida Bolívar.
Aunque el discurso quedó grabado en la mente de los asistentes, Víctor Lara fijó su atención en la energía que reflejó Chávez en tarima. «En mi memoria está como salió a saludar y a tocar una guitarra imaginaria, cómo cantaba, saltaba y corría. Era pura energía, para mí algo increíble», recuerda.
Terminado el acto de campaña electoral, el Comandante Hugo Chávez se subió en un vehículo que lo llevaría en un recorrido por las avenidas que se encontraban desbordadas de pueblo.