“Estoy
de acuerdo con que el país va a tener necesidades de financiamiento
significativas, no lo niego; pero no creo que ese deba ser el foco de la
atención. Debemos más bien enfocarnos en cómo reformamos los derechos de
propiedad para darle las garantías adecuadas a los inversionistas que les den
la confianza para invertir en Venezuela”.
El planteamiento corresponde al economista venezolano Francisco Rodríguez,
quien participó en el foro Estabilizando Venezuela: ¿Y ahora qué?, de la mano
del Council on Foreign Relations, una organización independiente que se dedica
al estudio de asuntos internacionales desde 1921. El evento contó además con la
participación de los ex embajadores estadounidenses en Venezuela William
Brownfield y Patrick Duddy, y la directora del Programa para América Latina de
Wilson Center, Cynthia Arnson.
Rodríguez se refirió a las estimaciones que han surgido de algunos expertos sobre
cuánto dinero es necesario solicitar a las organizaciones multilaterales.
Algunos de ellos ascienden a los 200 mil millones de dólares. No obstante, para
el economista, si Venezuela es capaz de generar un ambiente de negocios con
reglas claras y garantías adecuadas, el potencial productivo del país se
desbloquearía con la ayuda de la inversión privada.
“La economía venezolana puede ser reconstruida si entendemos que el punto de
partida para la reconstrucción de Venezuela es crear una economía de mercado
inclusiva y transparente. Si se hace eso, el resto será fácil, incluyendo
obtener financiamiento de los mercados de capitales internacionales y las
multilaterales”, expresó.
Si, por el contrario, se mantiene la política de un Estado interventor que decide
discrecionalmente sobre asuntos económicos, es muy probable que se termine
desperdiciando el dinero que las multilaterales ofrecieron para el rescate de
Venezuela. “Lo que los venezolanos necesitan es un gobierno que proteja su
derecho de mantener lo que ganaron con su esfuerzo”, dijo.
Soluciones para el aquí y ahora
Venezuela vive una profunda contracción económica solo superada en el último siglo por la de Yemen. Es una crisis de dimensiones comparables con países en guerra. Para Rodríguez, queda claro que las causas de la debacle son la incompetencia y corrupción de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro; sin embargo, advierte que las sanciones económicas que buscan presionar un cambio de gobierno han tenido efectos negativos sobre la ya precaria situación venezolana.
“Es claro que la estrategia de sanciones fue diseñada con la idea de promover un cambio de gobierno en el corto plazo”, sostuvo. “Creo que ha llegado el momento de entender que esto no está pasando”.
Rodríguez explicó que su conclusión no es un llamado a levantar las sanciones estadounidenses sobre Venezuela porque, entre otras cosas, considera que “estas sanciones hacen algo muy importante: le quitan la administración de recursos clave al régimen de Maduro. Pero también creo que no tiene sentido tener está discusión, lo que sí creo que tiene sentido es pensar en maneras en que el sistema de sanciones puede ser rediseñado”.
Este mismo dilema, sostuvo, fue enfrentado por la comunidad internacional en los años 90 con el caso de las sanciones a Irak. En aquel entonces, la solución fue implementar un programa de petróleo por alimentos. Sin embargo, el programa desembocó en un enorme escándalo de corrupción, cuyos detalles fueron estudiados por una comisión nombrada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, luego conocida como la comisión Volcker.
“Sí, hubo enormes pérdidas de recursos, $1,7 mil millones, que se desviaron hacia otras cuentas del régimen de Sadam Hussein. También es un hecho que esto representa solo 3% de los recursos administrados bajo el sistema. Y también es un hecho que, si se mira la evidencia sobre estándares de vida, consumo e ingesta calórica, e indicadores sanitarios, todos ellos mejoraron significativamente luego del programa de petróleo por alimentos”, dijo Rodríguez.
Para el economista, mucho se puede aprender sobre el informe de la comisión Volcker. A partir de allí, la organización que dirige diseñó el Acuerdo Petrolero Humanitario, un esquema bajo el cual Venezuela podría retomar las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, actualmente prohibidas por las sanciones, y usar estos recursos exclusivamente para la importación de bienes básicos bajo estricto control y supervisión internacional.
“El diseño que hemos estado trabajando es una propuesta para iniciar un debate”, insistió. “Porque lo que necesitamos hacer es reenfocar la discusión hacia cómo podemos ayudar a los venezolanos aquí y ahora”.
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