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sábado, noviembre 16, 2024

¿Engordas por culpa de las hormonas?

Si tus métodos para perder peso no te están funcionando y en vez de quemar grasa la estas almacenando, tal vez te convenga resetear las hormonas implicadas en el proceso. Es por ello que el equipo de especialistas de Mujerhoy te comparte un artículo sobre cómo afectan las hormonas en tu plan de perdida de grasa.

Hay cientos de testimonios que corroboran como las hormonas es uno de los factores principales a tomar cuenta para ganar o perder tanto peso como musculo. Entre estos, mujerhoy comparte la historia de Lucia, una periodista de 32 años:

“Empecé a engordar en la adolescencia y ya no he parado He pasado mucha hambre y, entre dieta y dieta (las he probado todas y todas por libre), he tenido anemia y depresión. Hace unos meses, tiré la toalla y consulté a una endocrinóloga. Tras un examen físico, montones de preguntas y una analítica, me dijo que mi exceso de peso tenía que ver con un desequilibrio hormonal asociado a estrés crónico».

La dra Sara Gottfried, autora de The Hormone Reset Diet (La dieta que resetea las hormonas) explica que «Ese estrés que nunca cede provoca inflamación y altera los niveles de cortisol y de otras hormonas que hacen que almacenemos grasa en zonas específicas». Esta médico y ginecóloga, graduada en Harvard y en el Massachusetts Institute of Technology también señala cómo la silueta (que acumulemos grasa en el abdomen, los muslos o en el cuello, por ejemplo) y nuestro estilo de vida dan pistas sobre problemas hormonales que se ocultan tras el exceso de peso.

Gottfried aclara que «Olvidamos que las hormonas son auténticas bombas químicas que dictan funciones orgánicas, entre ellas el metabolismo, los niveles de energía, el estado de ánimo, la composición bacteriana intestinal y hasta la adicción a los dulces. Si no tratas el problema hormonal, los planes de pérdida de peso acaban fallando».

De acuerdo a todo lo anteriormente mencionado, a continuación Mujerhoy te muestra las hormonas que están relacionadas con la resistencia a perder peso. Por suerte, existen estrategias para «resetearlas». ¿Quieres saber cómo?

  • INSULINA, LA HORMONA DEL AZÚCAR

Cuando comes, tus niveles de glucosa o azúcar en sangre aumentan y el páncreas responde segregando insulina, encargada de redistribuir ese azúcar a todas las células del organismo, que la utilizan como energía. Las cosas se complican cuando la dieta es siempre rica en azúcares y/o carbohidratos refinados (que el organismo transforma rápidamente en azúcar). «Como las células no saben qué hacer con tanto azúcar disponible, el sistema se gripa, favoreciendo la resistencia a la insulina. Relacionada con aumento de peso y con adicción a los alimentos ricos en azúcares e hidratos refinados (harinas blancas), la resistencia a la insulina es la antesala de la diabetes tipo 2», explica Gottfried.

Como lo indica la silueta, la resistencia a la insulina favorece la acumulación de grasa en la parte baja del abdomen. Este tipo de grasa abdominal o visceral rodea los órganos internos y tiene efecto inflamatorio, mucho peor para la salud que la grasa subcutánea, responsable de la piel de naranja.

¿Qué puedes hacer? Evita los azúcares añadidos y la comida rápida, y opta por alimentos frescos con bajo índice glucémico (IG), que aumentan lentamente los niveles de azúcar en sangre y, de ese modo, permiten que la insulina actúe de forma más eficaz. El índice glucémico (IG) indica la capacidad que tiene un alimento para aumentar los niveles de azúcar en sangre después de consumirlo. La glucosa, tiene un IG de 100. Un IG superior a 70 se considera alto. Entre 55 y 70 se considera moderado. Inferior a 55 es bajo. En general, los alimentos ricos en fibra y que se digieren lentamente tienen un IG más bajo que los pobres en fibra y que se digieren rápidamente.

  • LO QUE TE PASA SI TE FALTA LA HORMONA TIROIDEA

Sin que seas consciente de ello, la glándula tiroides (situada justo debajo de la nuez) envía constantemente hormona tiroidea a tu sangre para tener controlado tu metabolismo.

Si la produce en cantidades adecuadas, todo va como la seda, pero si no produce la suficiente (hipotiroidismo), el metabolismo se ralentiza. Aumento de peso, cansancio, estado de ánimo deprimido, alopecia, piel seca y bajo deseo sexual son síntomas de déficit de hormona tiroidea, un trastorno mucho más frecuente en la mujer. Así, tienen todas las papeletas para seguir ganando grasa corporal y peso, además de colesterol y triglicéridos.

Como el tratamiento puede tardar en hacer efecto, lo mejor es actuar en las cosas que sí podemos controlar. Las medidas pasan sobre todo por el aumento de la actividad física y la vida al aire libre, además del control del estrés, unas pautas de sueño regulares y una alimentación equilibrada, basada en alimentos frescos. Algunos naturópatas recomiendan también extracto de avena, vitaminas del grupo B y hierro. Y una advertencia: ojo con algas como el kelp, ricas en yodo. Pueden favorecer problemas tiroideos peores.

  • CORTISOL, LA HORMONA DEL ESTRÉS

A lo largo de milenios, el estrés (y el cortisol que el organismo produce en situaciones de estrés) nos permitió salir disparados ante una amenaza o bien hacerle frente. El problema es que el estilo de vida actual nos mantiene siempre estresadas y con niveles de cortisol altos. Entre los efectos de ese estrés crónico se citan la resistencia a la insulina y un aumento de la grasa corporal.

 Altos niveles de estrés y cortisol favorecen esos vientres redondos en los que la grasa se acumula desde debajo del pecho. También pueden producir retención de líquidos y aumento de grasa en la zona del rostro, los hombros y la espalda.

¿Qué puedes hacer? Recurre a técnicas de relajación, meditación, o respiración profunda. Los masajes terapéuticos pueden mejorar el drenaje linfático y suplementos de magnesio, valeriana y pasiflora tienen efecto relajante y te ayudarán a dormir mejor. Un sueño reparador contribuye a regular los niveles de cortisol y de leptina en tu organismo.

  • LOS PESTICIDAS ACTÚAN COMO HORMONAS

Pueden ayudar a mejorar las cosechas, pero muchos pesticidas actúan como disruptores endocrinos, lo que quiere decir que imitan, bloquean o interfieren la función de las hormonas naturales del organismo. La exposición constante a los pesticidas a través de los alimentos y otros productos del entorno se relaciona con un aumento del riesgo de obesidad y de diabetes. Optar por alimentos ecológicos puede ser una solución, pero no está al alcance de todos los bolsillos. Otras son cultivar frutas y verduras en casa u optar por la versión ecológica de los alimentos citados en la lista de «Los sucios 12», que son los que más pesticidas contienen: fresones, espinacas, nectarinas, manzanas, melocotones, peras, cerezas, uvas, apio, tomates, pimientos morrones y patatas.

  • ESTRÓGENOS, HORMONAS FEMENINAS

Los estrógenos se combinan con la progesterona en un frágil equilibrio que, si se altera (ya sea por tomar anticonceptivos, por desarreglos hormonales o por la menopausia), afecta al metabolismo.

Cuando faltan estrógenos (como en la menopausia), las grasas se acumulan sobre todo en la zona de la cintura, el vientre y los brazos. El exceso de estrógenos (lo que puede ocurrir cuando se toman ciertos anticonceptivos orales) favorece la retención de líquidos y la acumulación de grasa en los muslos y las rodillas.

¿Qué puedes hacer? Consulta a tu ginecólogo si te conviene cambiar de anticonceptivo o si necesitas algún tratamiento hormonal.

  • GH, HORMONA DEL CRECIMIENTO

Te hizo crecer cuando eras niña y ahora te ayuda a sintetizar las proteínas, a fabricar músculo, a mantener la masa ósea y a metabolizar la grasa, entre otras cosas. Eso, si todo funciona bien. Porque cuando disminuyen los niveles de GH (siglas de growth hormone, en inglés), algo muy probable a medida que cumplimos años o la GH no funciona debidamente, todas esas funciones se ven alteradas.

Varios estudios relacionan niveles bajos de GH con el aumento de grasa corporal (especialmente en la zona del abdomen) y pérdida de masa muscular y ósea, además de resistencia a la insulina, hipertensión, bajo deseo sexual e inestabilidad emocional.

¿Qué puedes hacer? Sobre todo, moverte más, porque el ejercicio físico activa la GH. También es recomendable que reduzcas el consumo de azúcar y adoptes técnicas de relajación, que hacen descender los niveles de insulina y reequilibran los de la hormona del crecimiento. Dormir bien es esencial, porque la falta de sueño reduce la producción de esta hormona.

Como se puede ver, el sistema hormonal viene siendo fundamental para la salud de nuestro cuerpo y mente.  El equilibrio de estas es la clave para tener un óptimo desempeño ya que encierra energías, estados de ánimos, sistema inmunológico y muchos factores más que son razones suficientes para querer tener el control de estas. Toma nota de estas recomendaciones y consulta con un profesional, recuerda que cada organismo es diferente.

Redacción E/A

Jesús David Oca
Jesús David Oca
Periodista, técnico en producción de medios, redactor y blogger venezolano. Amante de la literatura, música, curiosidades y la cultura.
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