Gledis Bonilla /Ciudad Bolívar
César Sebastián Aquino, “Papá Viejo”, nació el 5 de febrero de 1922. Este año arribó a sus primeros 100 años y se mantiene alegre, lúcido, dicharachero y ocurrente.
“Papá Viejo”, como cariñosamente le dicen sus 9 hijos, 11 nietos, 22 bisnietos y 10 tataranietos, es de la población de Moitaco, municipio Sucre. Creció en el campo y desde muy chico le tocó aprender sobre la cría del ganado.
Hablar con él es adentrarse en un mundo cargado de historias y anécdotas, como, por ejemplo: “Mire yo me paraba desde tempranito a arrear el ganado. Soñaba siempre con hacerme rico, pero me casé. Ja ja ja ja”.
Y hablando de eso, su compañera de vida murió hace unos 15 años. Cuentan sus nietos que de todas las cosas que admiran de “Papá Viejo” la fidelidad es de sus mayores virtudes.
“Si algo admiro de mi abuelo es que siempre fue un hombre fiel a su casa, a su esposa. Jamás hemos escuchado decir que le salió un hijo por aquí o por allá. Siempre respetó a mi abuela”, cuenta Miriam una de sus nietas, con quien vive acá en Ciudad Bolívar desde hace algunos años.
A su edad, “Papá Viejo” aún tiene sueños por cumplir.
“Quiero una novia, vale. Es que mira, después que mi esposa murió yo tenía que volver a casarme. Yo sé que mis nietas me ayudan, pero no es igual, yo necesito es a una mujer que sea mía”, dice aun con mucha fuerza y claridad al hablar que hace olvidar que tiene un siglo en este mundo.
El sueño de tener dinero también es otro de los asuntos pendientes de “Papá Viejo”.
“¿Sabes lo que hace…? Se va para el patio trasero de la casa y comienza a orar muy duro y pide a Dios que le mande muchos billetes de mil. Pensará él que mil es demasiada plata”, narra Miriam, a quien le brillan los ojos cada vez que menciona a don César.
Como todo abuelo, “Papá Viejo” también reúne a sus nietos para contarles historias.
“Sus preferidas son las de fantasmas. Esos que dice él le salían en el campo”.
Pero también, “Papá Viejo” saca la sabiduría que le han dado los años para dar un buen consejo a sus cuatro generaciones de descendientes.
“Tienen que estudiar. Tienen que ser personas de bien. Ustedes deben ser ejemplo para la sociedad, deben vivir para servir. Pórtense bien y anden siempre por el camino de lo correcto, que nadie me los desvíe”, son algunos de sus consejos.
100 años por todo lo alto
Siendo los 100 años del abuelo, una ocasión muy especial que no toda familia tiene el honor de festejar, todos sacaron el tiempo necesario para sorprenderlo.
“Organizamos un festín sencillo pero muy emotivo. Utilizamos sus colores favoritos. Preparamos sus comidas preferidas y lo hicimos sentir el Rey de la Casa, pues, lo que es en realidad”, agrega Miriam.
Una noche entre música, buena comida y bebida. Una velada en la que uno a uno fueron llegando hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, a quienes “Papa Viejo” saludaba por los sobrenombres que les colocó y que memoriza muy bien.
“Aquí llegó la barrigona” o “Mira, pero si aquí está la canillua”, así se refiere a dos de sus nietas.
“La pasamos muy bien. Ver a toda la familia feliz, reunida gracias a Papá Viejo es algo inolvidable. Es un orgullo para nosotros poder tenerlo y disfrutarlo. Verlo alegre, sano, en paz, nos llena de satisfacción. Es una gran bendición de Dios que Papá Viejo nos acompañe”, expresó
“Papá Viejo” se define como un enamorado de la vida, que simplemente se dedicó a ser feliz con lo mucho o poco que Dios le concediera. Su legado y mayor enseñanza: ¡Da amor de forma incondicional y vivirás 100 años…que te lo digo yo!