La Academia revisa el término y se reabre el debate sobre la pseudociencia en el diccionario
«Sistema curativo que aplica a las enfermedades, en dosis mínimas, las mismas sustancias que, en mayores cantidades, producirían síntomas iguales o parecidos a los que se trata de combatir». La definición que da el Diccionario de la Real Academia Española a la palabra homeopatía ha vuelto a ponerse en discusión a propósito de la campaña #StopPseudociencias que se lanzó la semana pasada para combatir los falsos remedios que ponen en peligro la salud de las personas. Y la homeopatía es una pseudomedicina, una serie de prácticas que no han logrado demostrar su eficacia frente a ninguna enfermedad desde que hace más de 200 años lo ideara Samuel Hahnneman. Por tanto, el diccionario de referencia del español no debería elevarla a «sistema curativo», consideran muchos.
El académico Sánchez Ron, que admite que están enmendando la definición, no considera a la homeopatía un ‘sistema curativo’
El académico y físico José Manuel Sánchez Ron confirma a Materia que la definición se enmendó el año pasado en la Comisión de Vocabulario Científico y Técnico de la RAE. Que aún no esté recogida en el Diccionario se debe a que en la actualidad la nueva propuesta se encuentra en el proceso de pasar por las restantes academias de la lengua española (ASALE) y posteriormente por la comisión delegada del pleno, por lo que todavía le queda recorrido a su futurible aprobación. «Puedo decirte, en el plano personal, no como miembro de la RAE, que tengo muchísimas dudas sobre la base científica de la homeopatía, a la que no considero un ‘sistema curativo’, aunque se publicita como tal. Pero no soy médico. Eso sí, mi opinión es compartida por otros», asegura Sánchez Ron, quien aclara que no puede participar en una discusión sobre el término mientras está abierto el proceso interno en la Academia.
A la misma comisión pertenece Pedro García Barreno, quien insiste en hablar en su condición de médico y no de académico por los mismos motivos que su colega. «Es un tema socialmente importante porque hay un desconocimiento grande de estos temas, que son muy serios», explica García Barreno, en referencia a la necesidad de revisar estos términos. Desde su perspectiva de especialista en medicina, cree que sí es necesario cambiar la definición de este y de otros términos pseudocientíficos, porque el diccionario «también tiene por misión formar». «El Diccionario también debe transmitir cierto conocimiento y esas definiciones que están sobre el tapete habrá que discutirlas, pero insisto en que te lo dice un médico jubilado que se ha preocupado por estas cosas», recalca.
La primera vez que se recoge en un diccionario en español se la considera «una verdad absoluta» que «ha elevado la medicina a la altura de las ciencias matemáticas»
En muchas definiciones del diccionario se ha recurrido a la palabra «supuestamente» para marcar una distancia entre lo que aseguran los defensores de unas prácticas y su definición. Por ejemplo, médium es una «persona que supuestamente puede ponerse en comunicación con el espíritu de un muerto», la numerología es una «práctica supuestamente adivinatoria a través de los números» y un extraterrestre es un ser «supuestamente venido desde el espacio exterior a la Tierra».
Sánchez Ron explica que la iniciativa del cambio forma parte de las actividades constantes de revisión e inclusión de nuevos términos de la comisión, por lo que no se podría hablar de una autoría individual: «Se puede aplicar aquí lo de ‘todos a una». Desde la Academia aseguran que a pesar de la campaña en redes sociales para propiciar su cambio no se ha recibido recientemente ninguna solicitud formal desde fuera de la institución.
De aprobarse, este cambio no será el primero que experimenta la definición de homeopatía en el DRAE. La última fue en diciembre del año pasado, cuando se actualizó en la versión digital un cambio para eliminar una referencia de género: la definición hablaba de sustancias que producirían síntomas «en el hombre», expresión que se retiró por excluyente. Este cambio se había aprobado ya en 2014.
La palabra homeopatía nació a finales del siglo XVIII de manos de su creador, Hahnneman, en su versión alemana homöopathie. Este origen germano no se recoge en la definición del DRAE, que asegura que nace de la unión «de homeo- y -patía», como si se hubiera formado directamente en español con esas dos partículas que hacen referencia a «igual» y «enfermedad».
«El Diccionario también debe formar transmitir cierto conocimiento. Y esas definiciones que están sobre el tapete habrá que discutirlas», asegura García Barreno
Parece que al español nos llegó directamente del alemán pues se recoge en la traducción de unas notas que se escriben desde Alemania en 1826, publicadas en Barcelona en el Diario general de las ciencias médicas: «Conoceis [sic] sin duda las ideas ingeniosas del doctor Hahneman que ha reunido bajo el nombre de homeopatía«. A lo largo del siglo XIX hay numerosas referencias a esta novedosa práctica, que incluso se llegó a discutir en el Senado, como recoge por primera vez La Voz de Galicia en 1882: «Se discutía la ley de sanidad, se habló toda la tarde de la homeopatía y de la terapéutica, eran los oradores médicos y no faltó más sino que en vez del acta se leyese una receta», contaba la sección Desde Madrid.
En 1847 fue Ramón Joaquín Domínguez el primero en recoger en un diccionariode la lengua española esta voz, y fue bastante prolijo y opinativo en la exposición de esta palabra. No solo la admitía como «sistema médico»; hacía una apasionada defensa de su valor: «Hay quien cree que es uno de tantos sistemas efímeros que de tiempo en tiempo han profanado la medicina; quien dice que es un solo remedio de una naturaleza particular que se administra en todos los casos; quien opina que la hómeopatía consiste en la administración de los medicamentos á dosis infinitesimales; quien sostiene que sus buenos efectos depénden del buen régimen higiénico aunque se atribuyen á sustancias absolutamente inertes, y los más la consideran como un sistema ridículo, verdadera parodia de la antigua medicina; pero la homeopatía es una verdad absoluta que surje [sic] naturalmente de la ley de los semejantes y que ha elevado la medicina á la altura dé las ciencias matemáticas». Además, Domínguez aseguraba que la homeopatía «no puede hacer daño», mientras que la medicina «puede matar, si se yerra», una falacia que siguen usando los defensores de estos falsos remedios 170 años después.
La definición del Diccionario de la Academia de Medicina es más adecuada, ya que reconoce la procedencia alemana y advierte de que «no ha sido capaz de demostrar su eficacia»
Justo después de la aparición en el diccionario de Domínguez, en el Suplemento de la siguiente edición del DRAE que ve la luz tras su publicación, en 1852, se consigna la voz homeopatía dentro del repertorio académico con una definición muy parecida a la actual. Como en el caso de Domínguez, se la incluye como «sistema médico» y así continuará hasta 1884 cuando se cambia a «sistema curativo» hasta hoy.
La definición de homeopatía del Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina es más adecuada que la del DRAE, al reconocer la procedencia alemana del término. También la considera como un «sistema terapéutico», pero incluye un párrafo a modo de observaciones en el que se advierte de que «no ha sido capaz de demostrar su eficacia con ensayos clínicos comparativos y reproducibles», y que a pesar de ello «en muchos países, las preparaciones homeopáticas están reguladas y consideradas como medicamentos», como sucede en España.
García Barreno cree que para las «mal llamadas terapias alternativas» hace falta una «regulación estricta para evitar males mayores», en referencia a las muertes de pacientes que no se trataron cánceres. Además, rechaza el prefijo pseudo- para hablar de pseudoterapias, pseudociencias o pseudomedicinas. Para él, la homeopatía no sería más que «unas prácticas que utilizan productos con la pretensión de incidir en estados patológicos, sin que su eficacia esté demostrada». Habrá que esperar a la votación de las academias y del pleno para saber si finalmente se modifica, y en qué sentido, la definición del DRAE. Mientras tanto, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y la RAE han comenzado una colaboración para poner en marcha una base de datos que facilite el manejo y comprensión del vocabulario científico-técnico, un proyecto que también podría servir no solo para mejorar definiciones científicas sino también para revisar aquellas que van en su contra.